La noche me brinda lo que el día carece, la seguridad de no ser descubierto.
Démosle sentido a nuestras vidas, brindemos y festejemos al vernos envejecidos, y cambiemos nuestro papeles con nuestros más antipáticos vecinos. Sólo así lograremos una realización completa y profunda. De la mano de la incoherencia, y la compasión, por supuesto. La compasión de los demás para con nuestro autoestima nivelado innecesariamente por la gente que piensa que nos conoce y después nos arroja latas vacías de cerveza caliente.
26.09.05
Solía ser tan dramática...
sábado, 28 de noviembre de 2009
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